¿Por qué se sientan los niños en “W”?
La sedestación en “W” es aquella en la que el niño está sentado con rotación interna de caderas, apoyo de la parte interna de las piernas en el suelo, incluidas las rodillas, y los tobillos en rotación externa.
Recibe este nombre porque si lo miramos desde arriba, las piernas describen una “W”.
En esta posición el niño presenta una base de sustentación más amplia y su centro de gravedad está más bajo. Esto le permite aumentar la estabilidad a través del tronco y las caderas, lo que le proporciona mayor equilibrio y puede concentrarse en el juego sin miedo a desestabilizarse. Sin embargo, a pesar de que esté cómodo y más estable, debemos evitarla.
¿Qué se considera fisiológico?
Aunque resulte un poco teórico, tengo que dedicarle unos segundos para que entendáis dónde radica la importancia.
De forma fisiológica, existen torsiones femorales y tibiales desde el nacimiento que deben de ir disminuyendo a lo largo del crecimiento. Para determinarlas se hacen unas mediciones y test específicos.
Como referencia, se considera que un adolescente al final del crecimiento debe presentar:
- una antetorsión femoral comprendida entre 5° y 20°,
- una torsión tibial lateral entre 20° y 45°,
- un ángulo del paso entre 5°- 20°,
- amplias variaciones frontales en varo y en valgo.
Consecuencias de la sedestación en “W”
Los efectos negativos que esta postura conlleva son múltiples, por ello es muy importante evitarla y fomentar otras posturas que favorezcan el correcto desarrollo de los miembros inferiores.
Destacamos las consecuencias:
1. Alteraciones en el sistema musculoesquelético:
- Esta posición implica una flexión máxima de caderas con rotación interna. Esto hace que la cabeza femoral sobresalga del cotilo distendiendo la cápsula articular y golpeando la pestaña cotiloidea. Consecuentemente no habrá una buena congruencia articular, el cotilo y la cabeza femoral no se formarán correctamente y, se favorecerá la displasia y la luxación de la cadera.
A la derecha de la imagen se observa una cadera en la que no se ha formado correctamente la cabeza femoral ni el acetábulo debido a una mala congruencia articular. - La posición en “W” mantenida en el tiempo favorece la ante-torsión de los fémures y torsión interna tibiales, hiperextensión y valgo de rodillas, luxación de las rótulas por excesivo alargamiento del tendón rotuliano y pronación de los pies (pies planos).
Alineación correcta de los miembros inferiores a la izquierda de la imagen vs alineación consecuente de la sedestación de la W a la derecha. - Los isquiotibiales, aductores y tendón de Aquiles tienden al acortamiento.
- Los abductores, rotadores externos y extensores de cadera se ven debilitados, lo que favorece que el niño camine con los pies hacia dentro.
- No permite el fortalecimiento de la musculatura abdominal y de la espalda. Esto hará que el niño no tenga un correcto desarrollo del tronco afectando a la postura y al movimiento.
2. Alteraciones motoras y psicomotrices:
- La sedestación en W permite al niño estar colocado en una posición erecta, donde los músculos del tronco no tienen el reto de moverse y las reacciones de equilibrio son casi inexistentes. Esto provoca retraso en el desarrollo del control postural, de la estabilidad y de las reacciones de equilibrio.
- Esta posición impide la rotación activa del tronco y cambiar el peso de un lado a otro. Sin movimiento sólo descubrirá los objetos que estén al alcance de su mano, no explorará el entorno, no mejorará sus habilidades, ni su motricidad fina.
- Al no haber rotación del tronco, el niño cogerá con la mano derecha lo que esté a la derecha y con la izquierda lo que se encuentre a la izquierda. Esto implica que no cruzará la línea media, lo que no favorece la definición de la mano dominante.
¿Se debe evitar la sedestación en “W”?
Como hemos visto, las consecuencias de esta posición son numerosa. Sin embargo, he de puntualizar que en niños con desarrollo motor normal y sin alteraciones musculoesqueléticas, que están en constante movimiento, fortaleciendo y estirando los músculos, y modelando los huesos a través de otras posturas y actividades, las consecuencias de una sedestación puntual en “W” no serán tan graves. Sin embargo, en niños con alteraciones ortopédicas, acortamientos musculares, riesgo neurológico y/o retraso en el desarrollo, que no tienen posibilidades de compensar los efectos de esta postura, los efectos serán graves e implicarán un gran riesgo.
Debemos ser conscientes de las consecuencias que puede tener esta forma de sentarse. Por ello, hay que corregir la postura y ofrecerles alternativas de sedestación que les proporcionen estabilidad en el tronco como la posición de indio (piernas cruzadas), de sirena (piernas a un lado) o piernas estiradas. Igualmente hay que incitarles a cambiar de postura, levantarse y moverse.
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En el caso de que tu hijo presente alguna alteración de las anteriormente citadas, es muy importante que os pongáis en manos de Fisioterapeutas y Osteópatas especializados en estas áreas, como los que encontrarás en Fissalud – Fisioterapia y Osteopatía. La pronta actuación en estas situaciones es de gran importancia y determinantes en el correcto desarrollo del niño.
María Luis Fernández Fernández
Fisioterapeuta Osteópata
Colegiada 8037