Sí, caminamos infinidad de caminos que no son nuestros, caminos heredados, aprendidos, de creencias, de lealtades, de moralidades…

Si es ese el caso… entrégate, experiméntalo, vívelo y aprende lo que te trae. Quizás es justo lo que necesitas para encontrar tu propio camino y tener los recursos para recorrerlo. Míralo con amor, agradécele, toma lo que te da y luego suéltalo para seguir tus propios pasos.

Si estás ante la decisión, siente como hay un camino donde tu cuerpo vibra, el corazón se ensancha, sientes fuerza y expansión. El cuerpo sabe y te avisa que ese es el camino. Ten la valentía de soltar los “debería”, lo que te dijeron que eras o lo que tú mismo pensaste que eras.

¿Y si me equivoco?

Equivocarte sería coger el camino no sentido. Equivocarme es ser desleal a lo que siento, al susurro del corazón y el impulso del cuerpo.

Si después sale «mal», y fue el camino de otro, ese camino está lleno de angustias y reproches. Pero si sale «mal» y era tu camino, no hubo equivocación, nada estuvo mal, todo fue como tuvo que ser: viviste, creciste, sentiste, te enriqueciste y te amaste. Aquí hay muchas paz y armonía.

Por último, ampliemos la mirada:

Ahí donde estás ahora es justo donde tienes que estar. Sino, simplemente, estarías en otro sitio. Trascender la idea de que hay correcto o incorrecto, bien o mal, nos acerca a la aceptación y a acompañarnos de una forma más amorosa en la vida.

Aprender a escuchar al corazón como guía nos acerca a caminar hacia nosotros mismos sin culpas, ni peleas.

“No aspires a aquello que la sociedad ha impuesto como el éxito. Lo que te hace ser una persona de éxito es la certeza de estar recorriendo tu propio camino, y ese sólo se encuentra dentro de cada uno”

Paloma Fernández Fernández
Psicóloga Sanitaria, Terapeuta Gestalt

Colegiada AN07883