La frase no es mía, estoy segura de que cientos de terapeutas la repiten a diario.
Hemos aprendido a pasar por encima de la pregunta: “¿Cómo estás?” con un simple «bien» o «mal» o cualquiera de sus indeseables derivados. ¿Porqué indeseables? Porque a fin de cuentas se tratan de un juicio de valor que nos alejan de una realidad mucho más compleja; la de nuestro sentir en cada instante.
Con esta fórmula autómata, «bien», nos alejamos de quienes nos preguntan con verdadero interés amoroso. Pero peor aún, nos alejamos de nosotros mismos, hasta tal punto que cuando profundizamos más allá del “bien” no sabemos cómo estamos.
El primer paso para sanar es saber cómo estoy aquí y ahora. Tener un encuentro real, honesto e íntimo con uno mismo. Mira más profundo, ¿cómo estás en este instante?, ¿cuáles son tus pensamientos?, ¿qué emociones o sentimientos te acompañan?, ¿cómo es tu respiración?
Siempre digo que, en el fondo, si aprendiéramos a estar en contacto continuo con nuestro sentir y supiéramos contestar en cada momento a esta pregunta con certeza sincera no necesitaríamos nunca terapia.
Ese es camino y se hace paso a paso.
Paloma Fernández Fernández
Psicóloga Sanitaria, Terapeuta Gestalt
Colegiada AN07883