Cuando un paciente llega a mi consulta refiriendo dolor o rigidez al levantarse por las mañanas o incluso le despierta el dolor de espalda y éste va disminuyendo según se inicia el movimiento, es posible que el origen del problema sea que el colchón no es el adecuado o requiera un cambio.

En Fissalud realizaremos un diagnóstico diferencial y trataremos estas dolencias desde la visión global de la Osteopatía, pero si las molestias persisten nos plantearemos la posibilidad de tener que cambiar de colchón.

¿Cada cuánto tiempo se aconseja cambiar el colchón?

La recomendación general suele estar entre ocho y diez años. Para garantizar un desgaste progresivo y homogéneo del colchón, lo recomendable es rotarlo y girarlo al menos dos veces al año. Durante este tiempo, los componentes van perdiendo calidad y efectividad, pudiendo perjudicar nuestras articulaciones y descanso. Si no se realizan estos cambios, la vida útil del colchón será mucho menor.
Al cambiar el colchón hay que asegurarse de que la base esté en buen estado, pues una base dañada puede restar efectividad al resto.

“¿Qué colchón me compro?”

Como Fisioterapeuta y Osteópata, mi recomendación se basará en lo que es mejor para la Salud.
Un buen colchón garantiza el descanso, el bienestar articular, muscular… Además, durante la noche se realizan gran cantidad de funciones vitales que se pueden ver alteradas si el sueño no es el adecuado, como por ejemplo la liberación de la melatonina.

No hablaré de marcas comerciales, ni materiales, más bien de los requisitos que debería cumplir un buen colchón desde mi punto de vista:

  • Duro: esto te permitirá moverte en la cama sin el más mínimo esfuerzo. Si es muy blando te quedarás encajado, el esfuerzo para moverte será mucho mayor y no conseguirás un descanso completo.
  • Firme: debe recoger ligeramente la forma de tu cuerpo sin hundirte y recuperarse rápidamente.
  • Alta o muy alta densidad: esto permitirá que al moverte no notes el movimiento del colchón y si compartes cama no notes el movimiento de la otra persona, lo cual es fundamental para un buen descanso. Mi recomendación es que al menos tenga una densidad de 50kg por metro cúbico.
  • Grueso: al menos 20 cm de alto. Tendrá un mayor número de capas y, por tanto, mayor durabilidad.
  • Base rígida y transpirable: dará mayor firmeza, dureza y vida útil al colchón.
  • Transpiración adecuada: variará según la zona en la que vives y tu sudoración. Si vives en un clima húmedo, eres caluroso o transpiras con facilidad, deberás buscar un material que sea más transpirable.

Un colchón que cumpla todos estos requisitos permitirá que la columna quede alineada al tumbarte, consiguiendo una correcta distribución de las cargas y las presiones sobre las distintas articulaciones del cuerpo. Visualmente este sería el objetivo:

“¿Cómo consigo todo esto?”

Yendo a tiendas especializadas en descanso, probando uno y mil colchones de distintas marcas y materiales hasta que encuentres el que cumpla estos requisitos y con el que estés cómodo.

En petit comité te diré que si después de haber probados varios colchones en una tienda, no te convencen, no te sientas obligado a comprarlo por muy mal que te mire el comercial.

En mi próximo post escribiré sobre la almohada para conseguir el maridaje perfecto y un descanso maravilloso. Lo podrás encontrar en www.fissalud.com, sección Mundo Fissalud.

 

¡UN BUEN DESCANSO ES SINÓNIMO DE BUENA SALUD!

María Luis Fernández Fernández

Fisioterapeuta Osteópata

Colegiada 8037